lunes, 2 de abril de 2007

¿POR QUE ME HAS DESAMPARADO?

¿POR QUÉ ME HAS DESAMPARADO?


¿Eli, Eli, lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has desamparado? Mateo 27:46

La sentencia que habían impuesto al Dador de la vida: una muerte de cruz en medio de dos ladrones. ¿Qué?

En qué cabeza cabe: Matar a Quien es la vida; poner entre dos ladrones al Justo Juez; un juicio falso al Fiel y Verdadero; querer terminar con Alguien que se reviste de eternidad.

Y eso no fue todo:
a) Lo ubicaron en medio de dos ladrones que, además, le injuriaban.
b) Recibía injurias también de la gente. ¡si! La que antes había sanado. Y lo hacían meneando la cabeza y diciendo: ¡Si eres el Hijo de Dios, sálvate!
c) Incluso los ancianos, sacerdotes, escribas y fariseos, le escarnecían. Y le retaban: ¡A otros salvó y a sí mismo no se puede salvar!, diciendo además: “Descienda ahora de la cruz, y creeremos en Él” Incluso añadían: “Confió en Dios, líbrele ahora si le quiere” Alardeaban de su razón.
d) Desde la hora sexta, hasta la hora novena, hubo tiniebla sobre la tierra. ¿En quien apoyarse?

¡Claro! ¡Por supuesto! Era obligado el grito desgarrador, desesperado:

Padre mío, Padre mío, ¿Por qué me has desamparado?

No era un grito de duda, ni siquiera de desconfianza. Era Su humanidad brotando desde lo más profundo de su ser. Era la demostración plena del Dios encarnado sufriendo por el pecado de todo el mundo. Era una identificación plena para con los suyos, diciéndoles con su ejemplo que le era necesario padecer eso, para que todos entendieran y atendiéramos el proceso de humillación, necesario en todos para profesar su cristianismo. Para que en nadie exista ya el dejo de orgullo o altivez y dijera: ¡Yo no merezco esto!, o ¡ya no aguanto más!, o ¡yo renunció! El cumplió hasta el fin para darnos por ejemplo a nosotros.
Era necesario mostrarle a quien quiera venir en pos de Él, que hay que estar dispuestos a pasar por esto, cada quien de acuerdo a sus fuerzas al límite, con el fin de cumplir con la misión o encomienda que Él mismo nos iba a dejar.
Por algo fue que dijo: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, pues sabía que habría momentos en que nos sentiríamos abandonados incluso por el Padre. Para que continuemos con valor hasta lograr el cometido.

Aleluya.

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